En un lugar muy muy lejano, un oso invitó a una osa a dormir a su casa. Cuando las vacaciones terminaron la osa se quedó nuevamente a pasar una noche, pero a la mañana siguiente, cuando ella suponía que el día transcurriría tranquilamente al lado de su amado, él la apresuró para salir, la luz era demasiado brillante y el día era incierto.
Pensando en un viaje que el oso haría a la Bienal de Sao Paulo la osa continuó su camino y separó lo práctico de lo sentimental, así la actitud del oso le pareció algo indiferente. Después de un tiempo el oso reclamó la parte que le correspondía del cariño de la osa . Ella le respondió:
A las osas y a los osos nos gustan las cosas dulces y dormir tranquilamente para despertar y pasar cálidos y tranquilos días sabiendo que podemos ir y venir haciendo aquello a lo que estamos destinados, sin mayor problema. Cariño, ¿Te has preguntado si eres un oso de verdad?
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