miércoles, 7 de abril de 2010

El mito de la pieza de Santiago Sierra

En una reunión en la Roma me contaron el desarrollo de una pieza de Santiago Sierra en la que para su propia desgracia el personaje principal perdió una pierna. En medio de una plática poco seria, y adjetivando al aire sobre los valores en la obra del artista, se asignó al asistente en turno, lo que a los ojos de los interlocutores era, la risoria causa de la pérdida del miembro inferior del personaje en cuestión. No pasó ni a más ni a menos, como es en esas pláticas de entremés.

Santiago Sierra activa una situación en la que un "viene viene" es trasladado desde su sitio de trabajo en Polanco a las instalaciones de ensamblaje de la Mercedez Benz en Alemania. El artista da indicaciones a sus colaboradores y no permite que intervenga su mano o su juicio. El rodaje termina en el momento en el que el asistente y don Jésus abordan el avión de Alemania a Holanda para regresar a México.

El asistente no llevó la cámara consigo en el viaje de regreso. Para este momento la pierna de Chuchín (don Jesús) estaba en una condición poco apta para realizar un viaje trasatlántico, sin embargo él mismo se rehusó a recibir ayuda médica en Alemania, a donde llegó con la herida que posteriormente gangrenó su pierna. Cuando Rubén me contó por que don Jesús no le había dicho nada sobre la herida, Santiago Sierra no hubiera estado más satisfecho de tomarlo como registro, me dijo que después de haber ido a Arcos de Belén a buscar el acta de don Jesús, darle 10 copias, pagarle los días que perdería por viajar a Alemania, nunca se le ocurrió hacerle una revisión médica, pero tampoco el artista tuvo la intención y don Jesús tuvo sus propias razones para no mencionarlo.

Llegando a Holanda un agente de seguridad "un negro gigante" (así me lo contaron, más bien por impresión de las proporciones del agente) tomó la silla de don Jesús y lo puso hasta adelante de una fila migración de cuatro metros, atrás de ellos corría Rubén. Tenían boletos de turista, pero como Chuchín ya no aguantaba doblar la rodilla y la tenía que extender, la aerolínea les asigno asientos de primera clase. Durante 6 horas Rubén escucho a don Jesús decir que se iba a morir, hasta que se desesperó y viajo así las siguientes seis horas. Llegando a México, la migra mexicana les hace mil preguntas de las razones por las que viajaron juntos a Alemania, sin lograr obtener algún tipo de información que satisfaga sus limitadas versiones de vivir.
Finalmente a Chuchín lo llevan a Xoco, en donde tarda cuatro horas en que le den una camilla y donde los de la ambulancia del aeropuerto se tienen que esperar hasta que esto suceda, por que no lo podían dejar en el piso. Rubén lo localiza, lo alcanza (ayudado por sus amables padres, que le hacen el paro de llevarlo, por que también de la chinga Rubén ya estaba agotado con toda la monserga) y le dice: Pues mire don Jesús o firma ese papel y le cortan la pierna, que igual ya no sirve para nada, o la infección se le va a ir a todo el cuerpo y se va a morir. Chuchín piensa y firma.

Rubén: Este wey quiere una prótesis, y se la vamos a comprar.
Santiago accede.

La prótesis costo $50,000 pesos mexicanos.
Que feo puede ser el arte conceptual. En la reunión de la Roma se hablaba de algo que no pasó, por que la cuestión trivial no era que al asistente se le perdió don Jesús en una borrachera y que esa era la razón de la perdida de su extremidad. Lo trivial es que el artista desliga su moralidad de su responsabilidad y hace que los sucesos que activa le sean tan ajenos circunstancialmente como pueda, pero propios totalmente en un sentido conceptual.



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